Discapacidad y salud - En Profundidad - Calidad de vida

La calidad de vida en una persona con discapacidad intelectual no se rige por principios diferentes a los de una persona sin discapacidad. La calidad aumenta cuando la persona percibe que puede participar en las decisiones que afectan a su propia vida y siente que puede llegar a tener la potestad de tomar sus propias decisiones a pesar de que, en algunos momentos, requiera la orientación y el apoyo de los que le acompañan en su trayectoria vital.

Sin embargo, adquirir una mayor calidad de vida para los discapacitados es todavía uno de los retos a conseguir, puesto que se requieren apoyos flexibles y personalizados en los diferentes entornos de su vida cotidiana.

Es importante comprender qué dimensiones se involucran en la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. En todo proyecto de vida independiente es preciso que se contemplen las seis dimensiones descritas por Sharlock (1996-2001) a lo largo de sus numerosas publicaciones:

  • Bienestar emocional: abarca la satisfacción (con la situación, con los amigos, con las actividades), el estado mental, el concepto de sí mismo (autoestima, imagen del cuerpo), la vivencia religiosa, la seguridad, etc. Puede coincidir, en parte, con la búsqueda de la realización social y funcional.
  • Bienestar material: abarca los ingresos y asuntos financieros, así como varios aspectos de la calidad ambiental, seguridad, protección (servicios recibidos de ayuda en casa, de salud), la calidad de la vivienda, los equipamientos, etc.
  • Desarrollo personal: se encuentra relacionado con la adquisición y el uso de habilidades. Todo ello puede ser expresado por medio de la consecución de actividades funcionales en diferentes ambientes, como son el hogar, el trabajo, el ocio y la educación.
  • Bienestar físico: se centra en la salud, el estado físico, la movilidad y la seguridad personal.
  • Bienestar/inclusión social: incluye dos dimensiones fundamentales: la primera, la calidad y la aptitud de las relaciones personales con la familia y con los amigos; y la segunda, la relacionada con las actividades comunitarias emprendidas y con el nivel de aceptación y apoyo dado por la comunidad.
  • Los derechos: incluye aspectos de ciudadanía, como son el derecho a votar, la oportunidad de participar en actividades cívicas y las responsabilidades cívicas frente a procesos judiciales, entre otros.

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