Entre 1973 y 2003 se llevó a cabo un estudio sueco de ámbito nacional con pacientes ingresadas en hospitales a las que se les había practicado una histerectomía por procesos benignos y un grupo de control con pacientes a las que no se había extirpado el útero; todas las participantes fueron sometidas a comparación por edad de nacimiento y condado de residencia.
Los resultados mostraron que durante los 30 años de seguimiento de las mujeres incluidas en ambos grupos (con histerectomía previa y sin histerectomía), el riesgo de tener que ser sometidas a operaciones para tratar la incontinencia urinaria por estrés fue algo más del doble en el grupo de mujeres con histerectomía que en el grupo sin histerectomía.
El riesgo de tener que ser sometidas a operaciones para tratar una incontinencia urinaria por estrés varía ligeramente con el tiempo de seguimiento: el riesgo global mayor se acumula dentro de los cinco años siguientes a la histerectomía, y el menor riesgo a partir de los diez años o más.
La conclusión de los autores es que la histerectomía indicada y practicada por procesos benignos, independientemente de la técnica quirúrgica realizada, incrementa el riesgo de una posterior intervención quirúrgica para tratar una incontinencia urinaria por estrés.
Se debería aconsejar a las mujeres sobre los riesgos asociados a la histerectomía, por lo que se han de considerar otras opciones terapéuticas antes de indicar y proceder a la extirpación del útero.