La incontinencia urinaria (pérdidas de orina) es la incapacidad para contener la salida de orina y produce una serie de efectos psicológicos importantes en la persona que la sufre que afectan gravemente el estilo de vida del paciente. Sin embargo, son pocos los pacientes que acuden al médico por este problema y suelen ocultarlo, con las consecuencias negativas que esto implica.
Puede manifestarse a cualquier edad y en ambos sexos. Sin embargo, es más frecuente en las mujeres que en los hombres. La incontinencia se produce cuando la presión dentro de la vejiga es superior a la presión en la uretra.
Las causas de la incontinencia urinaria son múltiples y, entre ellas, destacan la inestabilidad del detrusor (vejiga espástica, neurógena o hiperactiva), la incontinencia por rebosamiento, por esfuerzo, a causa de impactación fecal en pacientes de edad avanzada o simplemente se trata de una incontinencia falsa (funcional).
Además, se deben tener en cuenta las incontinencias secundarias a la presencia de anormalidades anatómicas, esfuerzo físico, relacionadas con infecciones o enfermedades del sistema nervioso, o el goteo que acompaña a una vejiga muy distendida.
La incontinencia puede encontrarse en múltiples patologías:
- Inestabilidad del detrusor (vejiga espástica o sin inhibición). Las contracciones sin inhibición del detrusor originan la incontinencia y se debe a una afectación neuropática de la vejiga, como ocurre en los pacientes con demencia senil.
- La incontinencia por rebosamiento ocurre en varones de edad avanzada con hipertrofia prostática benigna y obstrucción parcial de la desembocadura de la vejiga. La orina se va acumulando por incapacidad de un vaciado completo hasta que rebosa. Otra causa de incontinencia por rebosamiento es la provocada por los fármacos con efectos anticolinérgicos (atropina, antidepresivos, antihistamínicos), que causan retención urinaria y, de forma secundaria, la incontinencia por rebosamiento.
- La incontinencia por esfuerzo es un problema común entre las mujeres menopáusicas y se puede deber a deficiencia de estrógenos, atrofia uretral y vaginal o a la relajación del piso pélvico. Si está última es grave, la incontinencia puede ser persistente.