Artritis y Balneoterapia

Durante el baño termal el cuerpo del enfermo recibe, junto al efecto de la temperatura, los minerales del agua que se absorben por la piel
Los minerales activan el metabolismo orgánico a través del eje hipotálamo-suprarrenal
Los baños actúan sobre afecciones reumáticas, cardiovasculares, arterioesclerosis, sistema muscular y articulaciones
Tiene efectos sedantes y relajantes, ideales para el estrés y el ritmo de vida actual

Son aguas termales o mineromedicinales aquéllas formadas en el seno de la tierra, que emergen espontáneamente o a través de perforaciones y que, por sus características físicas y/o químicas, pueden ejercer efectos terapéuticos sobre enfermedades, aliviando o restaurando la salud de las personas. Estas aguas poseen factores energéticos como la potente ionización, mineralización, radiactividad, gases y variaciones de Ph.

La mineralización de las aguas termales depende siempre de la composición del terreno por el que circulan o se acumulan. En general, contienen flúor, hierro, bromo, boro, yodo, cromo, sodio, fósforo, arsénico y silicio carbónico entre los minerales más destacados.

En los últimos tiempos la balneoterapia ha tenido un auténtico resurgimiento y se vuelve a emplear de modo habitual.

Durante el baño termal el cuerpo del enfermo recibe, junto al efecto de la temperatura, los minerales del agua que se absorben por la piel. Una vez en el organismo, estos minerales se depositan en el tejido celular subcutáneo y, desde ahí, ejercen su acción activando el metabolismo orgánico a través del eje hipotálamo-suprarrenal. El secreto termal estriba en el juego rítmico que se provoca, traduciéndose en tensión-relajación/actividad-reposo.

Los baños de acción termomineralizadora actúan directamente sobre las afecciones reumáticas, cardiovasculares, arterioesclerosis y procesos metabólicos en general, sistema muscular y articulaciones. Son sedantes y relajantes, ideales para el estrés y el ritmo de vida actual.

Los pacientes que más se benefician con las curas de las aguas termales son aquellos que sufren de las siguientes afecciones:

  • Reumatismos crónicos inflamatorios que ya pasaron la fase aguda: artritis reumatoidea, ositivas o negativas, formas juveniles y artritis psoriásicas.
  • Reumatismos crónicos degenerativos: distintas formas de artrosis en la columna, cadera, codos, rodillas o manos.
  • Reumatismos pararticulares: bolsas serosas, vainas sinoviales y tendones.
  • Reumatismos no articulares: fibrositis, miositis, neuralgias de localización diversa en las ciáticas. Reumatismos metabólicos: en particular, la gota.
  • Secuelas de traumatismos, intervenciones quirúrgicas, hemiplejías, distrofias en general.
  • Afecciones crónicas del aparato respiratorio: asma bronquial crónica, bronquitis crónica, laringitis, sinusitis y faringitis crónicas en especial las de origen alérgico.
  • Afecciones de la piel rebeldes a las terapias habituales que pueden responder a las curas con aguas termominerales: eczemas y dermatosis pruriginosas. Deben mencionarse resultados notables en el blanqueamiento de los enfermos psoriásicos.

​Para todos estos casos es preciso especificar que la terapia de los baños termales tiene mayor efectividad si se lleva a cabo durante 15 ó 20 días.

Propiedades curativas de las aguas termales

  • Estimulan las defensas del organismo.
  • Depuran la sangre, eliminando las toxinas y los productos de desechos por la sudoración y la diuresis que provocan.
  • Reactivan el metabolismo retardado en muchos reumáticos.
  • Tienen un poder desensibilizante sumamente útil, considerando la participación alérgica en el orden de las afecciones reumáticas.
  • Reeducan el sistema termorregulador, siendo esto de enorme importancia en el reumático que ha perdido su capacidad de reaccionar y adaptarse a los cambios del medio ambiente.
  • Su poder analgésico y calmante de los dolores es bien conocido.
  • Relajan los músculos por su acción revulsiva y resolutiva, actuando sobre los edemas, tumefacciones y procesos crónicos fibrosos.
  • Sedan el sistema nervioso.
  • Reconstituyen y tonifican.
  • Modifican el terreno reumático en modo significativo.
  • Ejercen acción miorrelajante, sobre las contracturas y rigideces neuro-músculo-osteo-articular, de capital importancia en los tratamientos de rehabilitación y reeducación musculoesquelética.

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