Diversos estudios, realizados a lo largo de varios años, en diferentes partes del mundo y por varios investigadores han logrado demostrar, mediante un análisis matemático, que el mejor tratamiento para prevenir la enfermedad de Alzheimer no es un fármaco, sino la educación y la actividad intelectual.
Efectivamente, siempre se ha pensado que las personas que leen más y ejercitan su cerebro tienen menos posibilidades de sufrir demencia. Estas personas han tenido un desarrollo cognitivo importante y, por tanto, poseen una reserva cognitiva capaz de contrarrestar los efectos de la edad sobre el cerebro y la atrofia consecuente. Dicha reserva cognitiva se define como la capacidad del cerebro para tolerar mejor los efectos de la patología asociada a la demencia y tiene que ver con la capacidad de neurogénesis, que es la capacidad de que, en los pocos sitios donde se pueden desarrollar nuevas neuronas, éstas se puedan conectar con las redes neuronales ya existentes. Según el modelo matemático utilizado por los investigadores, con sólo un aumento del 5% en la reserva cognitiva de la población en general, se podrían evitar un 30% de los casos de Alzheimer.
Sin embargo, quedan muchas preguntas por contestar ya que las personas con un alto nivel intelectual también pueden sufrir esta enfermedad. Es necesario realizar más estudios, en este sentido, que puedan arrojar luz sobre el valor de la educación en la prevención de la demencia.