Fibromialgia y Ejercicio y educación

Es aconsejable practicar ejercicio moderado para mejorar el dolor, la función social, la salud mental, la fatiga y la depresión
El tratamiento farmacológico es muchas veces insuficiente
Se recomienda ejercicio muscular, cardiovascular, de flexibilidad y respiratorio
También son beneficiosas la termoterapia, la balneoterapia y los masajes

Se ha comprobado la utilidad de los ejercicios combinados con cursos especializados para el autocuidado en el tratamiento de la fibromialgia.

Para el manejo de la fibromialgia se considera que la realización de ejercicio es un tema importante que considerar. En este sentido se aconsejan cantidades moderadas de ejercicio muscular, cardiovascular y de flexibilidad, respiratorio y de movilización de la musculatura dolorosa. De forma conjunta con este ejercicio se aconsejan la termoterapia, la balneoterapia y los masajes, que mejoran la respuesta del paciente.

Así, una rutina de paseos diarios que comiencen con pocos minutos para ir incrementándose en el tiempo, acompañados de estiramientos y ejercicios de fortalecimiento, además de una medicación adecuada, pueden mejorar la conciencia del autocuidado incrementando la educación del paciente y mejorando su aspecto funcional. Los síntomas más graves de la fibromialgia, una forma de reumatismo no articular crónico caracterizado por dolor muscular difuso, rigidez (sobre todo matinal), dolor en la palpación de determinados puntos específicos en masas musculares y otros síntomas derivados, mejoran claramente con estas medidas.

Otro síntoma importante en la fibromialgia es la intolerancia al ejercicio. A pesar de que las investigaciones llevadas a cabo no acaban de establecer qué tipo de ejercicio es el mejor, éste ya se recomienda en la actualidad en muchos planes de tratamiento. Las opciones de tratamiento de que dispone este grupo de trastornos son muy limitadas, por lo que el autocuidado, habitual en muchas enfermedades crónicas, es una recomendación muy frecuente.

Un grupo de mujeres con fibromialgia se sometieron a cuatro tipos de autocuidado diferentes durante 16 semanas. Un grupo realizó ejercicios aeróbicos y de flexibilidad; el segundo practicó ejercicios aeróbicos, de fortalecimiento y de flexibilidad; un tercer grupo asistió a un curso de autoayuda de siete sesiones (FSHC) y, por último, el cuarto grupo llevó a cabo los ejercicios del segundo grupo y también el FSHC.

Entre los criterios para valorar cuál era el mejor tratamiento se tuvieron en cuenta la condición física y el estado emocional de las pacientes tras el periodo de examen, además de una valoración de la facilidad que encontraban las mujeres para llevar a cabo cada tipo de tratamiento.

Los resultados fueron claros y la educación sanitaria sobre el autocuidado, sumada a la práctica del mismo, resultó ser el mejor tipo de tratamiento. Tanto las condiciones físicas como emocionales de las pacientes fueron mucho más elevadas en este tipo de tratamiento que en el resto. Mejoraron el dolor corporal, la función social, la salud mental, la fatiga y la depresión.

En la década de los 90, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró la fibromialgia una enfermedad, convirtiéndose en una de las primeras causas de enfermedad crónica de la población (2,5%), que afecta fundamentalmente a las mujeres (80%) en edades comprendidas entre los 25 y los 50 años.

Se ha comprobado que el tratamiento farmacológico es muchas veces insuficiente para resolver todos los síntomas y paliar las limitaciones funcionales que produce la enfermedad o para mejorar la calidad de vida. Por ello se han ido implementando las recomendaciones para el autocuidado (ejercicio, balneoterapia o masajes) cada vez más en los últimos años por lo que los investigadores han llegado a la conclusión de su idoneidad. Futuros estudios se van a centrar en el modo de integrar estos ejercicios en los planes de tratamiento de los pacientes con esta enfermedad.

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