Procure que el enfermo esté abrigado y cómodo, evitando los cambios bruscos de temperatura. Es fundamental mantener una buena hidratación mediante infusiones, zumos o sopas. El consomé de pollo se ha utilizado para tratar los resfriados comunes, al menos, desde el siglo XII y realmente puede ser útil. La sal, el calor y el líquido le pueden ayudar a encontrarse mejor.
Se puede colocar un humidificador que resultará positivo para fluidificar las secreciones y, en el casos de los niños, realizar lavados nasales con suero fisiológico o soluciones salinas de agua de mar disponibles en la farmacia.
Es importante tomar medidas para evitar el contagio familiar, extremando la higiene. Lavarse las manos varias veces al día es un método sencillo y eficaz que pueden llevar a cabo niños y mayores.