En el momento del diagnóstico, sólo el 20% de los tumores tienen una extensión localizada. El 25% muestra una extensión a los ganglios linfáticos y el 55% metástasis o ramificaciones a distancia. El 55% de los cánceres de pulmón presentan ya metástasis a distancia en el momento del diagnóstico. Las metástasis afectan, preferentemente y en orden decreciente, al hígado (30%-50%), el cerebro (20%), el esqueleto (20%) y el riñón.
En la mayoría de los pacientes el diagnóstico lo realizará el médico ante determinados datos clínicos sugestivos (tos, sangre en el esputo, cansancio o pérdida de peso) y cuando, en un estudio radiológico, se detecta alguna anormalidad pulmonar.
Radiografía simple de tórax
Es la primera exploración complementaria que debe realizar el médico. En las radiografías simples de tórax se puede observar alguna anormalidad en casi el 98% de los pacientes.
Es importante recordar que la radiografía de tórax detecta el 75% de los cánceres de pulmón. Éste se puede manifestar como una masa pulmonar, una neumonía, un nódulo pulmonar solitario o un derrame de líquido pleural.
Tomografía axial computarizada (TAC)
El TAC encuentra su principal aplicación en la determinación del grado de extensión de la neoplasia. También es una exploración de gran utilidad en la evaluación preoperatoria de los tumores pulmonares. Por ello, si se sospecha la enfermedad debe realizarse esta prueba.
Broncoscopia
Es importante saber que la broncoscopia es, sin duda, una de las exploraciones más importantes para el diagnóstico del cáncer de pulmón. Ésta consiste en introducir un tubo flexible hasta el pulmón para localizar el tumor pulmonar.
Determina la extensión y la localización dentro del bronquio y permite la toma de biopsia de la lesión, que nos ofrece el diagnóstico de certeza.
En la actualidad existe una clasificación internacional en función de la extensión y la localización del tumor (T), de los nódulos o ganglios afectados (N) y de la presencia o no de metástasis (M). Es lo que se denomina clasificación TNM.