31 de agosto: Día Internacional de la Obstetricia y de la Embarazada

La alimentación de la futura mamá es clave en la buena evolución del embarazo y en el crecimiento y desarrollo del bebé

Nutrientes como el ácido fólico, el yodo, los ácidos grasos Omega-3 (DHA), la vitamina D y el hierro tienen un papel esencial para el desarrollo del bebé

La nutrición adquiere un papel fundamental durante el embarazo. A las necesidades especiales durante esta etapa para afrontar la gestación con reservas suficientes, se suma la influencia que la alimentación de la madre puede tener en el crecimiento y desarrollo del futuro bebé.

Cada vez más estudios muestran como la alimentación de la madre no sólo afecta al crecimiento y desarrollo del bebé, si no que puede llegar a influir en su salud durante los primeros años de vida e, incluso, condicionar la aparición de enfermedades en la vida adulta, como pueden ser la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes.

Durante el embarazo, conviene prestar especial importancia a la ingesta de algunos nutrientes esenciales para favorecer una buena gestación y un desarrollo óptimo del bebé, según las recomendaciones de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), y tratar de limitar los alimentos con un alto contenido de azúcares o niveles de grasa de origen animal elevados. Pese a que estos nutrientes esenciales están presentes en los alimentos, las necesidades especiales durante el embarazo hacen necesario una suplementación para alcanzar las ingestas recomendadas.

Con motivo de la próxima celebración del Día Mundial de la Embarazada, DONNAplus, marca de complementos alimenticios dirigidos al bienestar de la mujer de Laboratorios Ordesa, ha reunido algunos consejos para seguir una nutrición óptima durante el embarazo:

  • Asegurar la ingesta de ácido fólico. Es uno de los nutrientes esenciales durante el embarazo, que se puede encontrar principalmente en verduras de hoja verde (espinacas, espárragos verdes, brócoli, acelgas o lechuga), cítricos, aguacate, legumbres (lentejas, guisantes, garbanzos o soja), frutos secos y semillas o cereales integrales. Se recomienda su administración en la etapa preconcepcional y a diaro, con el fin de reducir el riesgo de malformaciones congénitas.
  • Consumir una ración de pescado azul de dos a tres veces por semana, para cumplir con los requerimientos de ácidos grasos Omega-3 que aumentan durante el embarazo y la lactancia, así como contribuir al normal desarrollo cerebral y visual del feto y del recién nacido. Las principales fuentes de Omega-3 son, además de los pescados azules, algunos frutos secos, semillas y algas, estas últimas muy valoradas por su elevada tolerabilidad.
  • Evitar el déficit de yodo. Cada vez existen más evidencias sobre la importancia de este mineral durante el embarazo. En España, se calcula que aproximadamente una tercera parte de las embarazadas no consume la dosis diaria recomendada. El yodo contribuye a una correcta función de la glándula tiroides de la madre y a evitar alteraciones en el desarrollo neurológico del bebé. Principalmente se puede encontrar en la sal, mariscos o algunos pescados (bacalao, atún o almejas), en las algas, los lácteos, algunos cereales y en la mayoría de frutas. La ingesta recomendada es difícil de alcanzar en las embarazadas sólo a través de la alimentación si no consumen sal yodada. En estos casos, el especialista recomienda la suplementación antes de la gestación, durante el embarazo y la lactancia.
  • Reforzar el consumo de alimentos con hierro. La OMS aconseja reforzar la ingesta de hierro durante esta etapa, con el objetivo de evitar la aparición de anemia durante el embarazo, ademas de seguir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en hierro como carne roja, legumbres, tofu, pasas, dátiles, ciruelas, higos, albaricoques, patatas, brócoli, remolachas, vegetales de hoja verde, panes integrales o cereales.
  • Prevenir el déficit de vitamina D. El déficit de esta vitamina se asocia con un mayor riesgo de complicaciones durante la gestación como hipertensión gestacional y preeclampsia, diabetes gestacional o mayor riesgo de cesárea en el primer embarazo. Y en el bebé, se ha relacionado con bajo peso al nacer, retraso de crecimiento intrauterino o alteraciones en el desarrollo de los huesos. Por esta razón, se recomienda una suplementación durante el embarazo. Podemos encontrarla en lácteos y derivados, o en pescados azules, pero podemos consultar con un especialista para valorar la necesidad de suplementarla.

La SEGO aconseja consultar con un especialista médico que nos pueda dar las pautas necesarias para adaptar nuestra alimentación, ya desde la fase pre-gestacional y durante el embarazo y así asegurar el aporte óptimo de todos los micronutrientes necesarios para un embarazo feliz.

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