Un 80% de las mujeres en edad fértil padecen este síndrome que aparece entre 7 y 14 días antes del periodo menstrual, siendo más frecuente en mujeres jóvenes y en las que tienen hijos.
La causa de este síndrome se relaciona con un desequilibrio hormonal debido a los niveles elevados de estrógenos en sangre. Dichos estrógenos influyen en la química cerebral, de forma que afectan a los niveles de endorfinas y serotonina, que son sustancias químicas relacionadas con el humor y el comportamiento.
Los síntomas del síndrome premenstrual son variables y pueden incluir hinchazón y sensibilidad en las mamas, retención de líquidos, hinchazón abdominal, fatiga y dificultad para dormir, cansancio y astenia, irritabilidad, cambios de humor y mayor sensibilidad emotiva, depresión y ansiedad, dolor de cabeza migrañoso, dificultad para concentrarse, dolor de las articulaciones y músculos, disminución del deseo sexual y trastornos digestivos.
Para controlar estos desagradables síntomas se pueden seguir una serie de consejos:
- Practique ejercicio físico, a ser posible al aire libre, ya que genera endorfinas, que son unas sustancias que producen bienestar.
- Duerma más.
- Introduzca algunos cambios en su dieta, aumentando la cantidad de carbohidratos: pastas, pan, arroz, cereales integrales, que contienen triptófano, un aminoácido que interviene en la producción de serotonina, un neurotransmisor cerebral capaz de influir sobre el enfado, la agresión, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vómito, la sexualidad y el apetito. El chocolate es rico en triptófano y relaja, reduce la ansiedad y mejora el humor.
- Evite tomar grasas, café, bebidas con gas, bollería, alcohol y sal.
- Tome alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, que evitan el estreñimiento y reducen los niveles de estrógenos.
- Beba mucha agua y tome poca sal para ayudar al organismo en el proceso depurativo de eliminar líquidos.
- Tome un vaso de leche caliente para calmar las molestias leves, ya que el calor favorece la circulación sanguínea y descongestiona la zona pélvica. Además, la leche estimula la producción de endorfinas, que ayudan a controlar mejor el dolor y disminuir las contracciones del útero.