La mayoría de las personas que ya han dejado de fumar también tuvieron miedos y dudas. Como usted, también creyeron que no lo lograrían nunca y sin embargo lo han conseguido y están satisfechas de su logro.
Si siente alguno de los siguientes miedos, continúe leyendo y sabrá por qué millones de personas que compartían las mismas dudas que ahora tiene usted pudieron superar su angustia. Los comentarios a cada una de estas dudas también están basados en el estudio de las experiencias de quienes ya dejaron de fumar.
A diferencia de otras personas, yo no tengo suficiente fuerza de voluntad
No es verdad. Usted puede lograrlo, igual que ha conseguido otras cosas difíciles en su vida. Ahora que se plantea una vida libre de tabaco; piense en lo que esto significa para su vida y para la vida de los suyos: ¿le parece suficiente? Seguramente sí. Ahora, empiece a identificar las dificultades que tendrá que vencer y a clarificar lo que hará para superarlas.
Lo he intentado muchas veces y siempre he fracasado
Cada vez que deja el tabaco aprende algo que le ayudará en su próximo intento. Recuerde que dejar de fumar es un proceso. Recaer no es un fracaso definitivo, sino una nueva etapa que le acerca un poco más al objetivo. El número de horas, días, semanas o meses, que ha estado sin fumar, han sido beneficiosos, pero sobre todo le indican que puede conseguirlo y sólo le falta identificar por qué volvió a fumar.
Me gustaría dejarlo, pero nunca encuentro el momento adecuado
Es una excusa y usted lo sabe. Es cierto que no es una buena idea dejar de fumar cuando está pasando por algún periodo de alto estrés, pero hay momentos mejores. Haga coincidir su próximo intento con alguna circunstancia positiva. Prepare su plan, fije su fecha definitiva, siga los pasos y los ejercicios sugeridos y celebre cada nuevo logro.
Me horroriza pensar que voy a engordar
Es posible dejar de fumar sin engordar. Sin embargo, es cierto que muchas personas ganan peso al dejar de fumar. Esto se debe a que:
- Se puede producir un aumento del consumo de calorías cuando, para calmar la ansiedad, se sustituyen los cigarrillos por alimentos hipercalóricos.
- Mientras se fuma, el organismo consume calorías para eliminar los tóxicos que contiene el tabaco. Al dejar de fumar, el cuerpo reduce el gasto energético.
- Las personas que dejan de fumar recuperan el gusto y el olfato, por eso notan que los alimentos saben y huelen mejor y tienen más ganas de comer. Si ganó algo de peso, piense que más adelante podrá abordar ese tema.
- Una dieta equlibrada y una hora diaria de paseo le ayudarán a mantenr el peso.
Sé que fumar es malo, por eso quiero reducir el consumo a tres o cuatro cigarrillos al día, y esto no puede ser tan malo
Su decisión sobre la necesidad de dejar de fumar no está todavía madura. Si realmente quiere dejar de fumar, debe saber que, en general, quienes disminuyen el consumo vuelven a fumar en poco tiempo la misma cantidad que antes o incluso más. En realidad, lo pasará peor fumando tres o cuatro cigarrillos que no fumando ninguno. Además, aunque el riesgo de padecer enfermedades aumenta con el número de cigarrillos que fuma cada día, no existe una cantidad mínima por debajo de la cual este riesgo sea pequeño o desaparezca. Reducir el consumo no evita el riesgo.
Creo que empezaré por fumar menos
Para algunas personas, disminuir de forma progresiva el número de cigarrillos, en los días previos a dejarlo, contribuye a reducir los síntomas de abstinencia que se producen al dejar el tabaco. Pero a la mayoría, les resulta más eficaz fijar una fecha para dejarlo por completo.
Me pasaré a la pipa o a los puros, así fumaré menos
Al fumar en pipa o fumar puros normalmente se inhala menos humo. Sin embargo, las personas que optan por estas formas de consumo, en general mantienen más tiempo el humo en la boca, con lo que aumenta la incidencia de cáncer de boca y de enfermedades orales y bucodentales. Además, la concentración de sustancias tóxicas suele ser mayor con el humo de pipa y de puros; en consecuencia, aumenta el riesgo para las personas que están alrededor. Por otro lado, las personas que previamente fumaban cigarrillos mantienen parcialmente la rutina de la inhalación del humo, y mantienen así el efecto nocivo sobre los pulmones.
