- Disfrute de sus mejoras físicas inmediatas: se cansa menos, ha desaparecido la tos, tiene más energía, respira mejor…
- Disfrute de su nuevo entorno, más fresco y despejado. Mantenga encendedores, cerillas, ceniceros y tabaco fuera de su presencia.
- Disfrute de la compañía de sus amigos que no fuman. Cuénteles las ventajas de dejar de fumar a aquéllos que todavía fuman.
- Si ya se ha hecho una limpieza dental, mire cómo han mejorado sus dientes y su boca. Si no se ha hecho todavía esta limpieza, hágalo. Vale la pena.
- Contenga el deseo imperioso de fumar, que cada vez será más esporádico y menos intenso. Tenga siempre a punto algo para picar o masticar: fruta fresca, frutos secos, chicles sin azúcar, una zanahoria… cualquier cosa menos cigarrillos. Realice actividades que le distraigan y le gratifiquen.
- No piense en que tendrá que estar toda la vida sin fumar. Valore lo que ha conseguido hasta ahora, y concéntrese en superar las ganas de fumar cada vez que se presenten. No se confíe; durante los primeros meses continuarán presentándose momentos peligrosos: los pequeños descansos del trabajo, las situaciones de estrés, cuando va a tomar algo… Tenga mucho cuidado y muy claras las conductas alternativas con las que afrontará el peligro.
- Aprenda a relajarse sin cigarrillos. Realice respiraciones profundas soltando el aire lentamente y diciéndose a sí mismo "tranquilo" cada vez que se sienta tenso.
- Recuerde su lista de razones para no fumar, téngala a mano y repásela de cuando en cuando. Piense si puede añadir nuevas razones a su lista inicial ahora que no fuma.
- Aparte el dinero que ahorra cada día. Calcule lo que ahorrará en unos meses. Tras unos meses de ahorro, hágase un regalo: algo que nunca se permitió anteriormente.
- No ceda nunca, ¡ni siquiera por un cigarro!