Cualquier ocupación que implique la exposición crónica, diaria y continuada a los ruidos de tono alto puede producir pérdida de la audición secundaria a lesión del nervio terminal.
Traumáticas:
Perforación traumática del tímpano
Fractura craneal (hueso temporal)
Trauma acústico como el producido por explosiones, fuegos artificiales, armas de fuego, conciertos de rock y audífonos