Comunicado del Grupo de Trabajo de Tabaquismo SEMERGEN sobre el cigarrillo electrónico

SEMERGEN advierte que los cigarrillos electrónicos no se pueden utilizar como ayuda para dejar de fumar

Cuando un paciente fumador quiere hacer un intento serio para dejar de fumar, el mejor tratamiento es el farmacológico y el apoyo psicológico. Dentro del tratamiento farmacológico, los fármacos de primera elección son la terapia sustitutiva con nicotina, el bupropión y la vareniclina.
Los cigarrillos electrónicos no se pueden utilizar como ayuda para dejar de fumar. De hecho, todavía no se conoce exactamente la composición de los cigarrillos electrónicos, ni tampoco el contenido de las sustancias presentes en el vapor de los cigarrillos.

El Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una revisión de la Directiva de la Unión Europea (UE) sobre los productos del tabaco que endurece las normas relativas a la manera de fabricar, producir y presentar en la UE este tipo de productos e introduce normas aplicables a determinados productos relacionadas con el tabaco, y que dedica un apartado especial a la regulación del cigarrillo electrónico.

Las ventas de dicho cigarrillo siguen una línea exponencial (siete millones de usuarios en la Unión Europea), y su utilización se multiplica no solo en los fumadores, sino que también son "vapeados", término que se utiliza para designar a sus consumidores, por personas no fumadoras, incluido el sector conformado por los jóvenes.

Según afirma el Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), uno de los graves problemas de este producto es que todavía no se conoce exactamente la composición de los cigarrillos electrónicos, ni tampoco el contenido de las sustancias presentes en el vapor de los cigarrillos. Eso sí, en una gran mayoría, estos cigarrillos contienen nicotina, y esta es la sustancia que provoca una marcada dependencia.

Para el doctor José Luis Díaz-Maroto, coordinador del Grupo de Tabaquismo, "es muy importante comunicar a la sociedad que, cuando un paciente fumador quiere hacer un intento serio para dejar de fumar, el mejor tratamiento es el farmacológico y el apoyo psicológico, y recordar que dentro del tratamiento farmacológico, los fármacos de primera elección son la terapia sustitutiva con nicotina, el bupropión y la vareniclina". "Por lo tanto", - afirma- "debemos dejar muy claro a nuestros pacientes que los cigarrillos electrónicos no se utilicen como ayuda para dejar de fumar".

La nueva directiva deja abiertas dos opciones en la regulación de los cigarrillos electrónicos. La primera, que sean considerados o asimilados como productos del tabaco, y que cumplan los requisitos pertinentes, como el nivel máximo de concentración de nicotina y los volúmenes máximos de los cartuchos, los depósitos y los recipientes de líquidos que contengan nicotina o que dispongan de sistemas a prueba de niños y de manipulaciones indebidas y estar protegidos contra fugas, etc.

La segunda opción es que los cigarrillos electrónicos sean considerados como productos medicinales, es decir como una ayuda para dejar de fumar, en este caso, deben cumplir con las estrictas leyes que rigen para los fármacos, y deben pasar por los ensayos clínicos correspondientes, y ser aprobados por las agencias de los medicamentos.

"Como era de esperar" –puntualiza el doctor Díaz-Maroto– "la industria del cigarrillo electrónico prefiere la primera opción, ya que la Directiva europea solo pone límites en relación a la venta a menores, etiquetado y publicidad, y deja que los Estados miembros decidan en que espacios se permite su consumo".

Desde el punto de vista científico del Grupo de Tabaquismo de SEMERGEN, "hubiera sido mejor opción la regulación del cigarrillo electrónico como medicamento para ayudar a dejar de fumar y, en este sentido, que se hubieran pasado todos los controles que se exigen para comercializar cualquier producto medicinal, y que demuestren mediante los ensayos clínicos correspondientes, que son medicamentos seguros y eficaces".

Sin embargo, lo cierto es que esta Directiva supone un endurecimiento de las normas sobre los productos del tabaco, entre los que se incluyen ahora los cigarrillos electrónicos, como no podría ser de otra manera, considerando que el consumo de tabaco, según estimaciones, causa unas setecientas mil muertes evitables cada año en la UE, y que la propia Organización Mundial de la Salud desaconseja la utilización de estos cigarrillos electrónicos.

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