Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular

La mitad de la población española no tiene un control adecuado de los Factores de Riesgo Cardiovascular

Esta prevalencia de factores de riesgo tendrá un impacto importante en el futuro desarrollo de la enfermedad cardiovascular en la población española
Un 50% de la población adulta está diagnosticada de dislipemia, un 47% de hipertensión, un 35% de obesidad y también de sedentarismo
El grado de control de los factores de riesgo cardiovascular va desde un 68% en los pacientes con diabetes, un 58% en los hipertensos y hasta un 33% en los pacientes con dislipemia
Desde el Grupo de Trabajo de Nutrición, se dan una serie de recomendaciones para disminuir el riesgo de padecer una enfermedad de cardiovascular

La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) conmemora el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular a través de su estudio IBERICAN (Identificación de la poBlación Española de RIesgo CArdiovascular y renal), cuyo objetivo es analizar la prevalencia, incidencia y distribución geográfica de los Factores de Riesgo Cardiovascular (FRCV) en población adulta española asistida en Atención Primaria; un estudio que, hasta la fecha, ha reclutado 6.552 pacientes.

"En España, las enfermedades cardiovasculares (ECV) continúan siendo la primera causa de muerte entre la población general y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas podrían reducirse hasta un 80% mediante unos estilos de vida saludable" indica el Dr. Sergio Cinza, Investigador Principal del estudio cuyo promotor es SEMERGEN. Por ello, los médicos investigadores están analizando la incidencia de diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemia, tabaquismo y obesidad, así como la aparición de lesión orgánica subclínica y de eventos cardiovasculares nuevos o recurrentes.

Conclusiones más relevantes

Según el análisis realizado en los primeros 6.007 pacientes reclutados del IBERICAN, se concluye que la prevalencia de los FRCV en Atención Primaria en España es muy frecuente, con un 50% de la población adulta diagnosticada de dislipemia, un 47% de hipertensión, un 35% de obesidad y también de sedentarismo. Hay un 18% de prevalencia de tabaquismo, y un 19% de pacientes con diabetes.

Asimismo, el grado de control de los FRCV va desde un 68% en los pacientes con diabetes, un 58% en los hipertensos y hasta un 33% en los pacientes con dislipemia.

Un importante número de sujetos no está tomando el número de fármacos adecuados, existe una baja prescripción de fármacos antitrombóticos, y se requiere de un uso más intensivo o elevado de la terapia combinada para mejorar las tasas de control de los factores de riesgo CV.

"Estos resultados nos indican que, si bien la población atendida en Atención Primaria es relativamente joven, la prevalencia de factores de riesgo tendrá un impacto importante en el desarrollo futuro de la enfermedad cardiovascular en la población española", puntualiza el Dr. Miguel Ángel Prieto, Coordinador Nacional del Estudio IBERICAN.

Existen muchos factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. Algunos de ellos no se pueden controlar y son factores inmodificables como la edad, el sexo o la raza. Pero hay muchos factores que sí se pueden modificar como son el tabaco, la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus o la dislipemia. Por ello, la prevención debe dirigirse hacia la promoción de hábitos de vida saludables, tanto en personas que tienen bajo riesgo de padecer ECV como en las que tienen un riesgo moderado o alto.

Según la Dra. Anny Romero Secin, miembro del Grupo de Trabajo de Nutrición de SEMERGEN, existen varias recomendaciones para disminuir el riesgo de padecer una enfermedad de cardiovascular:

  • Tabaco. Dejar de fumar o evitar su exposición continua constituye la medida aislada más importante para reducir el riesgo cardiovascular. El tabaco es la primera causa de muerte prevenible en países desarrollados. A partir de los 15 años de abandono del hábito tabáquico, la razón de mortalidad de los exfumadores y los no fumadores se aproximan. Aun así, debemos evitar fumar y para ello contamos con profesionales que nos pueden ayudar.
  • Alimentación sana y equilibrada. Es importante controlar en nuestra dieta diaria las grasas saturadas. La ingestión elevada de ácidos grasos saturados, presentes en grasas animales o en productos elaborados industrialmente, se ha relacionado con el incremento de los niveles de colesterol en sangre. Esto aumenta el riesgo de muerte por ECV. Existe también una conexión entre la ingestión de elevadas concentraciones de sal y la hipertensión arterial. Los productos cárnicos curados, procesados, snacks… pueden aportar una cantidad sustancial de sal a la dieta y sobrepasar el límite de los 5-6 gramos diarios recomendados. Aunque se recomienda comer de todos los grupos de alimentos, debemos tomar al menos dos veces por semana pescado azul. Su contenido en ácidos grasos omega 3 actúa como factor protector contra enfermedades cardiovasculares. Otros alimentos importantes de nuestra dieta deben ser las frutas y verduras que deben consumirse 5 raciones diarias o los cereales y derivados integrales. Las legumbres aportan un alto contenido en fibra, y en la cocina debe estar presente el aceite de oliva virgen extra.
  • Sedentarismo. No sólo es adecuado evitar conductas sedentarias, sino que se debe hacer ejercicio físico al menos 30 min. de actividad física aeróbica moderada 5 días/semana (correr, caminar a paso ligero, hacer bicicleta o algún deporte, bailar...). También es posible conseguir beneficios para la salud si se hacen 75 minutos a la semana de actividad física aeróbica intensa. Para facilitar estas conductas, la Organización Mundial de la Salud recuerda que dividir estos tiempos en espacios de 10 minutos también permiten mejorar tu salud.
  • Obesidad. Mantener un peso adecuado, a través de una dieta equilibrada y ejercicio físico, es el secreto de evitar el sobrepeso y la obesidad. Comer alimentos con exceso de azúcar o grasas, hipercalóricos, y de baja calidad nutricional son aspectos que pueden acercarnos a las alarmantes cifras de obesidad en España. Aumentar el tiempo dedicado a gastar más calorías es fundamental establecerlo en nuestro día a día.
  • Control de tensión arterial (TA). Cifras de TA inferiores a 140/90 mm Hg. son el objetivo para la población general, aunque en los diabéticos deben ser aún más bajas. La hipertensión arterial puede controlarse con una actividad física moderada y una dieta equilibrada con bajo consumo de sal o sodio (inferior a 5 gramos diarios). En caso de que estas medidas no sean suficientes, conviene realizar un control por su médico para que se le indiquen medicamentos eficaces y adecuados para su buen control.
  • Control de los niveles de glucemia. Cifras elevadas de glucemia pueden acercarnos a la diabetes si la glucemia es superior a 126 mg/dl. Esta enfermedad constituye uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes, ya que las concentraciones altas de azúcar en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos y a largo plazo afectar a órganos vitales como el corazón, el cerebro, los ojos o los riñones. Comer alimentos bajos en azúcar refinado y aumentar el ejercicio son claves para mantener las cifras de glucemia adecuadas.
  • Control de los niveles de colesterol. El colesterol elevado en sangre es otro de los principales factores de riesgo, por lo que se recomienda dieta equilibrada, baja en grasas y actividad física regular. Los controles analíticos permiten conocer si los niveles están en un rango de bajo riesgo y si los fármacos pautados son adecuados. Aunque la cifra de colesterol recomendada debe ser inferior a 200 mg/dl, los niveles de LDL son los que nos marcan el riesgo cardiovascular y en general deben ser inferiores a 120 mg/dl salvo que se presenten otras enfermedades.
  • Evitar el consumo habitual de alcohol. El alcohol está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Además, su consumo perjudicial se asocia a traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tráfico. Su consumo puede ser moderado y ocasional.

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