ANEV critica la "doble moral" de algunas asociaciones médicas alrededor del cigarrillo electrónico

Los médicos se posicionan contra el e-cig pero prescriben productos que pueden provocar ataques cardíacos, comportamientos suicidas, anorexia, reacciones alérgicas graves, broncoespasmos y otros numerosos efectos secundarios graves.
La asociación defiende que el cigarrillo electrónico no es un medicamento para dejar de fumar, sino  una alternativa claramente menos nociva que el tabaco y que muchos de los medicamentos utilizados contra el tabaquismo.
ANEV denuncia la agresiva e injustificada campaña de desprestigio que determinados colectivos están orquestando ante la opinión pública sobre el e-cig.

La Asociación Nacional Española de Vapeadores (ANEV) se muestra muy crítica ante las cada vez más enconadas reacciones de determinadas asociaciones médicas en España contra el uso del cigarrillo electrónico, pese al apoyo que esta alternativa al tabaco está encontrando entre prestigiosos facultativos de  otros países*.

Según explica Pedro Cátedra, presidente de ANEV, "es sorprendente que los mismos facultativos españoles que están recurriendo desde hace años a la prescripción de medicamentos con posibles efectos secundarios realmente alarmantes para ayudar a los fumadores a dejar de fumar no valoren el papel que puede jugar el cigarrillo electrónico como alternativa al tabaco, un papel avalado por numerosos profesionales médicos en otros países y de eficacia demostrada por decenas de estudios científicos de gran prestigio ".

ANEV defiende que el cigarrillo electrónico no es un medicamento para dejar de fumar, "pero sí una alternativa claramente menos nociva que el tabaco e infinitamente menos peligrosa que determinados medicamentos que se están recetando en España para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. No entendemos por qué las asociaciones médicas aplican este doble rasero para según qué productos y han adoptado una reacción tan negativa frente al e-cig, salvo que esa actitud responda a defender los intereses de las grandes farmacéuticas, que ven el e-cig como un serio competidor para sus productos en el mercado".

En este sentido, cabe destacar que entre los principales medicamentos de uso estandarizado para ayudar a dejar de fumar, aceptados y prescritos por los médicos en España, encontramos posibles efectos de grave impacto en la salud, como ataques cardíacos; cambios en la forma de pensar o en el comportamiento (agresivo e irracional); pensamientos suicidas; reacciones alérgicas graves, incluyendo angioedema; reacciones cutáneas graves, incluyendo eritema multiforme; Síndrome de Stevens-Johnson; úlceras en la boca y garganta; mareo; aumento de la tensión sanguínea; dilatación de los vasos sanguíneos; sincope; broncoespasmo; anorexia; alteración del nivel de azúcar en la sangre, y un largo etcétera.

Agresiva e injustificada campaña de desprestigio del e-cigarrillo

Desde ANEV se ha observado además que durante las últimas semanas se ha dado una agresiva campaña de comunicación, claramente orquestada por las partes interesadas, para tratar de influir en contra del e-cig tanto en la opinión pública como en el Senado español, donde en estos momentos se está debatiendo la futura Ley de Defensa del Consumidor y, dentro de ella, la regulación de los espacios en los que se podrán utilizarlos cigarrillos electrónicos, así como su promoción y publicidad.
En este contexto y, prácticamente en paralelo han confluido, entre otras, las siguientes iniciativas:
  • Un equipo médico del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) aseguraba haber encontrado en España el segundo caso de neumonía lipodea exógena detectada en el mundo en relación con el uso del e-cig.
  • El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y la Organización Médica Colegial (OMC) firmaban y enviaban al Senado un manifiesto para tratar de que el cigarrillo electrónico sea regulado igual que el tabaco.
  • El PSOE hacía llegar una enmienda al Senado para que se aplique la misma regulación del tabaco a los cigarrillos electrónicos y se prohíba su consumo en restaurantes, bares, centros comerciales, tiendas y hoteles (pese a que el mismo grupo parlamentario había defendido en el Congreso, apenas unos meses atrás, la aplicación de un régimen regulatorio específico al cigarrillo electrónico, en línea con lo expuesto por La Unión Europea).
Para Pedro Cátedra, presidente de ANEV, "claramente se trata de un movimiento intencionado y organizado contra el e-cig sin justificación científica alguna. Los cigarrillos electrónicos y los líquidos para su recarga que cumplen la normativa europea son sensiblemente menos tóxicos que el tabaco tradicional, que contiene más de 4.000 sustancias tóxicas de las cuales al menos 60 son probables carcinógenos en humanos y de las cuales carece el e-cig".

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