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El paciente
Se puede disminuir la gravedad de los brotes y reducir su frecuencia con:
- Llevar una vida lo más sana posible, con una nutrición saludable, mucho aire libre, deporte y gimnasia
- Tratar de evitar los factores desencadenantes de los brotes
- Evitar sobrecarga de trabajo y estrés
- Evitar situaciones de ansiedad, depresión o angustia
- Evitar posibles infecciones intestinales, incluso las diarreas de verano
- Evitar darles antibióticos orales por enfermedades banales
- Evitar los analgésicos por dolores soportables.
- Evitar otras enfermedades concomitantes (gripe, sarampión, neumonía)
- Evitar las comidas abundantes e irritantes, en especial, la "comida basura"
Régimen de vida
Casi todas las personas que padecen esta enfermedad continúan una vida útil y productiva, aunque pueden tener que ser hospitalizados cada cierto tiempo y pueden necesitar tomar medicación. Entre una y otra exacerbación de la enfermedad, la mayoría se sienten bien y están relativamente libres de síntomas.
Las asociaciones de pacientes desempeñan un papel fundamental en la vida del enfermo. No sólo canalizan sus necesidades, sino que son insustituibles para evitar que el afectado se sienta solo y aislado.