Artrosis - De interés - Los dolores articulares aumentan durante el otoño

Las personas que padecen enfermedades articulares sufren un aumento de sus molestias con el frío y la humedad.
El frío y la humedad no empeoran por sí mismos los síntomas de las enfermedades articulares.
Los cambios bruscos de presión atmosférica, propios de los meses fríos, influyen negativamente sobre las articulaciones.

El frío y la humedad no empeoran por sí mismos los síntomas de las enfermedades articulares. Son los cambios de presión atmosférica propios de los meses fríos los que influyen sobre las articulaciones.

Que el frío y la humedad aumentan el dolor en las articulaciones de algunas personas con dolencias reumáticas es una creencia popular muy enraizada en la sociedad y son muchas las personas que achacan sus dolores a los meses fríos. Sin embargo, esto no es del todo cierto pero tampoco es un mito en su totalidad. El frío y la humedad no producen "reuma", no afectan a los huesos ni justifican los dolores reumáticos que se agudizan en otoño e invierno, pero el clima sí influye directamente en el origen del dolor.

El dolor articular, que se asocia o a fenómenos meteorológicos y que aparece sobre todo en pacientes con artritis reumatoide y artrosis, se debe a la acción de la presión atmosférica sobre los barorreceptores o receptores de presión que poseen las articulaciones.

La presión atmosférica es el peso que genera la columna de aire en cualquier punto de la atmósfera; este es un concepto de física básico. Dicha presión puede variar de forma que disminuye con la altura y se comporta de forma inversamente proporcional al nivel de humedad del ambiente. Así, a menor presión, mayor será la humedad. Este cambio de presión a la baja afecta a las articulaciones enfermas y aumenta la percepción del dolor.

Así pues, la caída de presión atmosférica produce un aumento de la presión compensatoria dentro del espacio articular, que es cerrado, y este aumento de presión produce una irritación de los tejidos blandos de la cavidad articular que, si está previamente dañada por la artrosis o por la artritis, moviliza una respuesta inflamatoria que produce un incremento de la sensación de dolor.

Para mejorar los síntomas se recomienda aplicar calor local y realizar ejercicio suave para desentumecer las articulaciones. Es fundamental, también, llevar un control correcto de la enfermedad de base con antiinflamatorios y analgésicos.

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